La Mujer y la Globalización de la Economía Mundial

18 y 19 de enero de 1997, Roma, Italia

Resolución

En el mundo de hoy, la mujer desempeña un papel que se hace cada vez más indispensable tanto en la economía internacional, como en la nacional y la doméstica; pero su posición económica resulta todavía desfavorecida si se la compara con la del hombre.

Las nuevas oportunidades ofrecidas por la globalización no se verán impulsadas si la mujer -como nueva protagonista en la escena mundial- no desempaña un papel clave tanto en la economía como en la familia y la vida social y política. La Conferencia de Beijing puso de relieve que es cada vez major la toma de conciencia del destacado papel que desempeña la mujer, y declaró que los derechos de la mujer son derechos humanos. Si queremos evitar que la nueva autonomía y libertad se traduzcan en un emeoramiento de la situación de la mujer y de la calidad de vida para todos, se hace necesario contar con un nuevo equilibrio de poder y de recursos.

Tanto en lo nacional como en lo internacional, el auge del neoliberalismo y de la filosofía de libre mercado plantea una franca amenaza a la igualdad y a la justicia social, puesto que ambos conciben a la sociedad, en primer lugar como un mercado en el que cada uno es al mismo tiempo productor y consumidor. Una economía de mercado liberalizada, que no tiene consideración alguna por los asuntos sociales ni por las preocupaciones medioambientales, no puede promover el bienestar económico y social global, ni tampoco va a proteger el medio ambiente ni asegurar un desarrollo sostenible. El neoliberalismo amenaza cada vez más los derechos de las mujeres que tanto ha costado conquistar, particularmente, el derecho a la educación, al empleo remunerado, y a la salud. Así como en el afán de conseguir más inversiones extranjeras los Estados continúan otorgando concesiones políticas, de la misma manera el neoliberalismo se traduce en el debilitamiento de las conquistas democráticos logradas por los pueblos.

Hoy en día, el proceso de globalización está dirigido por unos pocos cientos de corporaciones que poseen unas economías que son superiores a las de muchas economías nacionales. En su afán de buscar mayores utilidades, estas corporaciones transnacionales de cada vez mayor importancia no tienen miramientos -desde el momento que no están sujetas a regulaciones nacionales- por los derechos humanos ni por los laborales, como tampoco por el medio ambiente. Más y más, ellas van dando forma al trabajo, las finanzas, el consumo y la cultura mundiales. En su toma de decisiones, las mujeres rara vez desempeñan algún papel, pero a menudo son ellas sus víctimas.

Tanto en los países desarrollados como en los que no lo son hay una pobreza que va en aumento; y, tanto dentro de cada país como entre los países mismos, sigue ensanchándose la brecha que separa a ricos y pobres. En su mayoría, los pobres son mujeres ya que son las primeras víctimas de la explotación y la marginalización, por lo que la educación y la capacitación de mujeres y niñas especialmente en trabajos no tradicionales.es la clave para su desarrollo económico. Para superar la pobreza es esencial concentrar la canalización de recursos en la mujer, reconociéndole su derecho a la salud, a la educación y la capacitación; posibilitando su acceso a los recursos económicos y promoviendo una participación paritaria de las mujeres en la toma de decisiones.

La initiativa Euromeditarránea, que fuera lanzada en Barcelona en 1995, es un foro económico que, para poder estar en condiciones de competir con otros bloques, debe afanarse por lograr una mayor participación de las mujeres. Ellas constituyen un indiscutible capital humano y económico que debe ser mobilizado de manera acertada.

En Africa, en donde las mujeres forman parte de más de la mitad de los pequeños agricultores, ellas producen alrededor del 80 por ciento del alimento y constituyen cerca de las tres cuartas partes de la fuerza laboral en la producción y procesamiento de los alimentos. Pero las mujeres todavía no tienen acceso a la tierra. Sin derechos seguros de propiedad, ellas no están en condiciones de obtener ni créditos ni apoyo para la producción.

En Argelia y en los países en donde hay guerra, violencia y extremismos de todo tipo, las mujeres son las primeras víctimas de las atrocitades. Las consecuencias economicas son muy pesadas y conducen a niveles de malestar y de pobreza inaceptables. El reajuste estructural impuesto en ciertos países por las instituciones internacionales (el FMI etc) el violento tránsito hacia una economía de mercado ‘liberalizado’ en lugar de una economía ‘social’ de mercado, agregan efectos desastrosos a la situación.

En Asia y en América Latina, el predominio de las políticas neoliberales ha conducido al surgimiento de un floreciente sector informal constituido fundamentalmente por mujeres y niños, en el que la mayor parte de las prácticas de trabajo flexible no quedan protegidas por las reglamentaciones laborales y sanitarias. La pretendida eficiencia y el lucro se consiguen al precio de un enorme coste social.

En muchos países en vías de desarrollo, donde hay una aguda escasez de oportunidades de empleo remunerado, millones de mujeres optan por el trabajo itinerante, especialmente en áreas donde quedan más expuestas a la violencia ya sea emocional, sicológica, física o sexual. Aunque estas mujeres ayudan de manera considerable a las economías de sus países, no sólo se las culpa por los costos sociales de la migración sino que además se las deja en gran parte sin protección.

Es probable que la liberalización y la privatización aumenten la eficiencia de la producción de bienes y servicios, pero también aumentan el riesgo de pobreza. En la mayor parte del mundo desarrollado, el desempleo estructural afecta en particular a las mujeres, que constituyen la mayoría de los trabajadores mal remunerados, temporarios y a tiempo parcial, y la mayoría de los desempleados de larga duración. Para las mujeres que antes vivieron en lo que fueron las economías centralmente planificadas, la transición a las economías de mercado ha tenido un impacto negativo sin proporciones en cuanto a condiciones de vida y a una más alta tasa de desempleo y de desempleo de larga duración. A menudo, al monto de los salarios todavía es determinado por el género antes que por la destreza que la tarea requiere lo que viene a redundar en salario desigual por trabajo igual. Las capacidades de las mujeres son un recurso necesario para le crecimiento y desarrollo económico. Por lo tanto, las mujeres deben estar plenamente integradas al mercado laboral, sin discriminación alguna. Una integración tal requiere de adecuadas políticas laborales y sociales, de inversión de recursos públicos y privados en todos los ambito. El desempleo no es tan sólo un problema macroeconómico. El desempleado pierde no sólo sus medios de sustento, sino también parte de su humanidad e identidad.

Las instituciones del Estado social se han convertido en blancos de ataques, y en muchos países han sido arrasadas por la ideología del mercado. A menudo, tras la necesidad de adoptar un programa de austeridad subyace un antagonismo ideológico hacia el Estado de bienestar. Los recortes a los subsidios y a la provisión de fondos gubernamentales para el bienestar social han golpeado con mayor fuerza a las mujeres y han hecho más difícil que ellas salgan de la pobreza. Los recursos que se destinan a la educación, la vivienda, la atención de la salud y el cuidado de los niños alivian el peso del fardo económico de la mujer y contribuyen a su independencia económica.

El antiguo Estado social descansaba sobre un modelo patriarcal. Un nuevo Estado del Bienestar debe tomar ahoran en cuenta la nuevas condiciones de la economía mundial, del mercado de trabajo, el distinto papel de la mujer, la presencia cada vez mejor de inmigrantes, la necesidad de comprometer los hombres en las responsibilidades familiales etc. Los derechos sociales deben partenecer al cuidadano d titolo personal y no depender del statut familial. Debe ponerse en marcha una política activa de reorganización de los tiempos tanto en el ambito público como el privado.

El trabajo de menores es producto de la pobreza y constituye un problema mundial. La UNICEF calcula que en todo el mundo hay unos 250 millones de menores que trabajan, muchos de ellos en el tráfico sexual y como mano de obra forzada. Los empleadores explotan a los niños, que representan mano de obra barata, a menudo en condiciones peligrosas y en aquellas que son análogas a las de la esclavitud. El fenómeno de la feminización del trabajo de menores, que se hace cada vez más evidente, es de particular interés. No podemos esperar que termine la probreza antes de que el trabajo de menores sea eliminado.

Socialistas y socialdemócratas deben enfrentarse al reto que implica la interdependencia del mundo moderno, y ofrecer una visión alternativa de la globalización cuyo enfoque central sea que los mercados sirvan a la gente, y que la distribución de los recursos mundiales esté basada en la justicia. La construcción de un nuevo contrato entre los sexos debe erigirse en el pilar fundamental que permita enfrentar este reto. Sólo de esta manera, socialistas y socialdemócratas pueden asumir una responsabilidad colectiva para lograr que la globalización se transforme en un instrumento de desarrollo, paz y democracia.

La ISM:

hace un llamamiento urgente al movimiento sindícal, tanto en el nivel nacional como en el internacional, para que trabaje diligentemente para proteger los derechos de aquellos que son tratados injustemente en los trabajos informales, en los flexibles y en los de los interantes. Entre las prioridades del movimiento deberia estar también el de la erradicación del trabajo de menores.

exhorta a los Estados a que ratifiquen la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Trabajadoras Itinerantes y su Familias y que cumplan sus compromisos consagrados en los documentos de las conferencias de la ONU, tales como la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo y la Conferencia sobre Derechos Humanos.

hace un llamamiento en favor de una acción política colectiva a diversos niveles: supranacional, nacional, local, etc.

  1. adoptar políticas y programas de desarrollo económico y social, de nivel nacional e internacional, que tomen en consideración los problemas del género;
  2. contrapesar la desigualdad, la injusticia y la inseguridad que producen las políticas neoliberales, mediante el fortalecimiento de los derechos sociales y la lucha contra la exclusión social;
  3. definir de nuevo el sistema contable internacional para que él tome en cuenta el trabajo de la mujer, la protección ambiental y otros factores sociales que por ahora son tenidas en cuenta en la estimación de la renta nacional ni para tomar decisiones económicas;
  4. desarrollar nuevas y más amplias políticas públicas para asegurar condiciones de equidad, iguales oportunidades y cohesión social;
  5. consolidar la democracia y la participación igualitaria de la mujer en la toma de decisiones mediante el uso de la cuota, la cual ha resultado ser un medio efectivo de promover la igualdad;
  6. regular las corporaciones transnacionales a fin de garantizar que se protejan los derechos laborales y los derechos humanos, incluyendo explícitamente los derechos de la mujer;
  7. luchar por lograr una coordinación internacional de las políticas económicas nacionales a fin de crear nuevos puestos de trabajo y respetar y defender los derechos de los trabajadores;
  8. promover el crecimiento y el empleo, y al mismo tiempo dar realce al desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente;
  9. diseñar, poner en ejecución y controlar una legislación efectiva, unos códigos, unas regulaciones de seguridad social de manera de asegurar en todo el mundo estándares remunerativos mínimos, horarios de trabajo y derechos laborales, y para erradicar el trabajo de niños;
  10. promover políticas económicas para mejorar el empleo y los ingresos de la mujer, tanto en el sector formal como en el informal y para garantizar el pago de salario igual por trabajo igual;
  11. facilitar el pleno acceso de la mujer -en condiciones de igualdad- a los recursos económicos y al crédito, y otorgarle el derecho a poseer la tierra y a heredar;
  12. reestructurar y encauzar la distribución del gasto público con objeto de promover oportunidades económicas para la mujer a la educación, la capacitación, las ciencias y la nueva tecnología;
  13. garantizar que los programas de reajuste estructural no conduzcan a la reducción de programas de educación, capacitación y salud; y que estén basados en la promoción de la igualdad entre los géneros y en el reconocimiento de la contribución económica de la mujer para educación y la capacitación;
  14. proporcionar educación gratuita y obligatoria a los niños;
  15. garantizar el pleno acceso de la mujer, en igualdad de condiciones, a la educación y a la capacitación;
  16. estimular y dar suporte a los programas de planificación familiar con vistas a asegurar la práctica de sus derechos reproductivos;
  17. promover y desarrollar medios por los cuales las mujeres se comuniquen e intercambien información tanto a nivel nacional como a nivel mundial, en especial en países empobrecidos.

Sólo la solidaridad entre mujeres va a permitir que la globalización de la economía sirva para promover los derechos sociales, la prevención de conflitos y la justicia económica y social.