El papel de la mujer rural en el proceso del desarrollo global

Nuevo Vallarta, México, 14 y 15 de noviembre de 2008

Resolución

El modelo económico que han adoptado muchos países en las últimas dos décadas ha aumentado las desigualdades en la población global. En esta realidad, la pobreza se incrementa y golpea principalmente a las mujeres, y en especial a la mujer rural, quienes representan más de la cuarta parte de la población mundial y dos terceras partes de la población analfabeta.

Millones de mujeres rurales sufren la doble jornada de trabajo: la responsabilidad con los hijos y las tareas de la precaria vivienda, y asimismo la labor del campo. La mujer rural también debe enfrentarse a la escasez de alimentos, a las enfermedades sin los mínimos recursos para la atención a su salud y a la de su familia. A la vez, la mujer rural sufre las consecuencias de la degradación del medio ambiente y el cambio climático, por ejemplo, en muchos casos tiene que caminar por horas para contar con el liquido vital. Asimismo trabajan largas jornadas, a cambio de un mísero salario, y su trabajo está muy lejos de ser reconocido debidamente lo cual crea el escenario más indigno de la explotación. Por lo que reviste vital importancia impulsar inmediatas, eficientes y eficaces políticas públicas que favorezcan a la mujer rural, y con ello alcanzar el mejoramiento de su condición de vida.

La Internacional Socialista de Mujeres, ISM, considera que se deben adoptar medidas que incidan en los valores y derechos fundamentales para las mujeres rurales, centralmente en el acceso a alimentación, a la educación, a la salud, a un medio ambiente sostenible, y a la autogestión. Además de ser de estricta justicia para ellas, estos valores y derechos fundamentales representan un área de oportunidad, que significa un eje esencial y un mecanismo del desarrollo de la mujer rural en todos los órdenes.

En consecuencia, la Internacional Socialista de Mujeres exige a los gobiernos:

  • La implementación de medidas y políticas específicas para la erradicación de la feminización de la pobreza, y la exclusión y marginalización social de la mujer rural;
  • A prestar atención y reconocer los factores que obligan a la mujer rural a migrar y emigrar en busca de mejores oportunidades y a la vez encontrar e implementar soluciones para reducir la migración y la emigración;
  • A dirigir asistencia de desarrollo y cooperación con un enfoque a las necesidades de las mujeres rurales y así poder proveerles con las necesidades básicas para sus sustentos y de esta manera ayudar a reducir y eventualmente poner fin a la migración y la emigración;
  • A formular e implementar legislaciones específicas orientadas hacia la mujer rural con el fin de definir y garantizar su cobertura en los esquemas de seguridad social, alimentación y educación, y que atiendan a sus condiciones culturales y socioeconómicas;
  • A reconocer la indignante realidad del analfabetismo que las estadísticas demuestran que se acentúa mayormente en las mujeres rurales, por lo que deberán desplegar programas específicos para garantizar el pleno acceso a la educación y en especial a la educación bilingüe en las etnias, de acuerdo a sus características lingüísticas y culturales, siempre y cuando esta diversidad cultural sea respetuosa con los derechos humanos;
  • A asumir el compromiso para el pleno acceso de las mujeres rurales a los servicios de salud, a la salud reproductiva, y asimismo atendiendo específicamente sus principales causas de mortalidad;
  • A garantizar el acceso de las mujeres rurales a los beneficios del usufructo y propiedad de la tierra, al crédito, a la capacitación y a la tecnología sin excepción, considerando a jefas de familia, viudas y a las que viven en uniones consensúales;
  • A generar medidas para que las mujeres rurales participen en la toma de decisiones en todas los órdenes e instancias en lo económico, político, social y cultural, y de esta manera lograr la igualdad de género en las políticas públicas.

Asimismo, la ISM hace un llamamiento al FMI y al Banco Mundial a extender sus programas de micro-crédito que beneficien a las mujeres rurales.

Finalmente la ISM hace un llamamiento a los gobiernos de los países en vías de desarrollo a ejercer liderazgo sólido en adaptar la asistencia de desarrollo a las mujeres rurales de acuerdo con sus necesidades.