Estrategias para lograr una conciliación de la vida laboral, familiar y personal

Tequesquitengo, México, 9 de abril de 2011

Declaración

Desde su histórico y estereotipado papel de cuidadoras y responsables del hogar, las mujeres han ingresado de manera, cada vez mayor, al mercado laboral en los últimos años. El tránsito o pasaje entre el trabajo productivo y reproductivo, está marcada por una tensión entre la asignación de tiempo destinado a la familia, al trabajo no remunerado y el tiempo asignado a generar ingresos que a su vez permitan un mejor y mayor nivel de vida, así como acceder a bienes y servicios en el mercado.

Para “conciliar” estas tensiones entre esferas y realidades divergentes, las mujeres se han visto obligadas a desplegar una serie de estrategias de conciliación entre las que se encuentran: desempeñar una doble jornada y tener un control estricto sobre la jornada laboral. Algunas de estas estrategias no son producto de la libre elección de las mujeres en el sentido de ver todas las opciones y elegir la mejor, sino al igual que en las estrategias de sobrevivencia, las estrategias conciliatorias se van armando a partir de diversas acciones individuales y colectivas que se van presentando día a día en la vida cotidiana.

El reto entonces no es sólo lograr el acceso de las mujeres al mercado laboral, definido tradicionalmente bajo parámetros masculinos, sino de redefinir la tensión entre el trabajo productivo y reproductivo de manera que, tanto hombres como mujeres, jueguen un papel protagónico en ambas esferas. Esto requiere de políticas públicas por el Estado para que en conjunto todos los actores sociales, económicos y políticos lleven a cabo acciones encaminadas a la conciliación de la vida laboral, familiar y personal. Esta conciliación puede lograr por medio de una nueva organización del sistema social y económico favoreciendo la puesta en marcha de infraestructuras necesarias para el cuidado de menores, adultos mayores y discapacitados que permita que mujeres y hombres puedan conciliar las diferentes facetas de su vida: el empleo, la familia y el tiempo personal, y de esta manera facilitar la consecución de la igualdad efectiva entre las mujeres y hombres.

La conciliación de la vida familiar, laboral y personal contribuye a construir una sociedad basada en la calidad de vida de las personas, primando las mismas oportunidades para las mujeres y los hombres en todos los ámbitos vitales, progresar profesionalmente, atender las responsabilidades familiares y poder disfrutar del tiempo, tanto familiar como personal.

Para ello, la conciliación de la vida laboral, familiar y personal requiere de una serie de cuestiones:

• El desarrollo de recursos y estructuras sociales que permitan el cuidado y la atención de personas dependientes (menores, mayores, personas enfermas y personas con discapacidad).

• La reorganización de los tiempos y espacios de trabajo.

• El establecimiento de medidas en los trabajos que posibiliten a las personas trabajadoras desarrollarse en las diferentes facetas de su vida.

• Las modificación de los roles tradicionales de las mujeres y hombres respecto a su implicación en la familia, hogar y trabajo.

Un cambio social no se podrá lograr sin el apoyo de leyes afines, que introduzcan nuevos modelos de organización, haciéndose imprescindible para ello, la participación de todos los agentes sociales desde una corresponsabilidad, asumiendo y desempeñando un papel determinado en el desarrollo de diferentes medidas y estrategias dirigidas a buscar la armonía entre los intereses y las necesidades de las mujeres y hombres.

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