Mujeres árabes y el camino a la democracia

Atenas, Grecia, 28 y 29 de junio de 2011

Resolución

A través de los años se han registrado numerosas referencias que hacen hincapié a la necesidad de remediar la falta de democracia en el mundo árabe, pero no se prestó atención a estos claros y graves indicios. Esto no fue sólo la falta de atención en el mundo árabe, la comunidad internacional también se mantuvo en silencio y puso la estabilidad ante los derechos humanos. A pesar de la cantidad de voces indicando que había llegado la hora de implantar la democracia, muchos regímenes en el mundo árabe optaron por prestar oídos sordos a las muestras de descontento, algunos incluso respondieron con represión violenta.

Desde el principio ha quedado claro que todas las rebeliones en la región tienen un denominador común: el pueblo se niega a seguir viviendo bajo dictaduras brutales, demandan la democracia y el fin a la corrupción, del nepotismo y de la concentración de la riqueza en manos de unos pocos.

Ya desde las primeras protestas en Túnez, la mujer juega un papel central en el avance de la Primavera Árabe. Desde Túnez hasta Egipto, desde Libia hasta Yemen, desde Bahréin hasta Siria, mujeres de diversas procedencias sociales y generaciones participan como organizadoras y blogueras, dando discursos y atendiendo a los heridos, demostraron para pedir la libertad de familiares y celebraron públicamente el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo. Corrieron riesgos graves y no se libraron de pagar el coste humano de esta rebelión. A consecuencia de su decidida participación en las protestas se alega que mujeres fueron apaleadas, acosadas, torturadas y violadas.

Las protestas buscan el cambio de régimen, no tienen que ver con la cuestión del género, pero el apoyo a la democracia debe significar también la defensa de los derechos de la mujer. Sin embargo, a medida que las protestas continúan y se reivindica el establecimiento de nuevas instituciones, una vez más se margina a la mujer; la representación equitativa de ambos géneros durante las manifestaciones de la revolución no se refleja en los procesos de transición como en los nuevos órganos de decisión, las nuevas propuestas legislativas y los nuevos partidos políticos. Por ejemplo, la mujer no tiene representación en la comisión establecida para revisar la constitución egipcia en preparación para las elecciones de septiembre y en el gobierno provisional hay una sola mujer. Por el otro lado, la comisión encargada de reformar el panorama electoral tunecino para las elecciones de octubre ha decidido que mujeres y hombres tienen que tener una representación igualitaria en las listas electorales.

Teniendo diferentes antecedentes de emancipación las mujeres árabes se encuentran en diferentes etapas de emancipación y posteriormente tienen diversas demandas. Es importante subrayar que la expresión “Mujer Árabe” no es un término y no se debe usar para estereotipar a todas las mujeres de la región. Más bien se deben tomar en cuenta las diferencias culturales, las diferencias entre estados, los diferentes antecedentes históricos, a la hora de formular e implementar políticas para las mujeres que viven en países árabes. Por ejemplo, las mujeres tunecinas no se enfrentan con los mismos problemas que las mujeres saudíes. En Túnez la mujer goza de derechos humanos desde hace dos generaciones, mientras que en Arabia Saudí la mujer tiene muy pocos derechos humanos.

Es igualmente importante que la comunidad internacional sea consciente de que en al mundo árabe a veces se considera que la democracia es una modernización impuesta, lo cual puede causar cierto descontento social. La democracia no se puede “plantar” simplemente, sólo puede crecer si el pueblo la cultiva en condiciones propicias. Por tanto, es necesario adoptar una nueva política para el Oriente Medio y el Mediterráneo, una política global que aporte condiciones favorables y que apoye, no que imponga, el proceso de democratización.

La comunidad internacional debería dejar de defender la estabilidad por la estabilidad, y procurar más bien comprender el entorno social, económico y cultural, a la vez que se dedica a promover y proteger los derechos humanos fundamentales.

La mujer tiene un papel importante que jugar llevando nuevas iniciativas al Oriente Medio en general, iniciativas diseñadas para construir una democracia fuerte, para promover y defender los derechos humanos y transformar la cultura de violencia en una cultura de paz y coexistencia.

Por más de 100 años la Internacional Socialista de Mujeres lucha por los derechos de la mujer y defiende a la mujer en todas partes del mundo. La Internacional Socialista de Mujeres también lucha por implantar las normas humanitarias internacionales de la mujer y se esfuerza por lograr la democracia: una democracia con equilibrio de género.

En consecuencia, la Internacional Socialista de Mujeres urge a todas las partes involucradas, y en particular a gobiernos dirigidos por partidos socialistas y socialdemócratas y a todos los partidos miembros de la Internacional Socialista a:

Apoyar la lucha pacífica de las mujeres árabes por la democracia y por su derecho a tomar parte igualmente en el proceso de transición a la democracia;

Apoyar y ayudar a las mujeres árabes progresistas para organizarse a nivel nacional y regional, y a impulsar la concienciación de las mujeres en los países árabes de su derecho a la igualdad de participación en la política y en general del papel que tienen que jugar en todas las esferas de la vida y en todos los niveles de toma de decisiones;

Alentar la construcción de verdaderas democracias comprometidas a promover el empoderamiento de las mujeres en todas las esferas de la vida, libre de discriminaciones de todas las formas, y que van de la mano con el desarrollo socio-económico de estos países;

Instar a los países árabes a poner en libertad a las mujeres que fueron arrestadas y que están en la cárcel debido a sus ideas políticas y/o por su participación en las actividades de la Primavera Árabe;

Tender puentes con organizaciones de mujeres dentro del mundo árabe frente a la posibilidad de una violenta reacción política;

Apoyar a todas las fuerzas sociales y políticas que demandan un estado laico, la creación de nuevas reglas e instituciones, conservando la diversidad religiosa y respetando las minorías religiosas;

Diseñar políticas orientadas a la seguridad y

Apoyar un diálogo abierto que tome en consideración las perspectivas de todos los miembros de la sociedad con el fin de asistir en el proceso de democratización.

Finalmente, la Internacional Socialista de Mujeres hace un llamamiento a las organizaciones de mujeres, así como organizaciones de derechos humanos en todo el mundo a unir fuerzas y a promulgar la situación de sus compañeras en todas partes.

 

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